Cifraste tu silencio
En ajena infinitud aparente
Tu dispensa fue el abandono
pero no te marchaste
Mantuviste la quietud
En extraño silencio
Observaste a los hombres
Engañados por el tiempo
Aprensivos tus hijos
Celebraban tu destierro
Mientras preparabas el ardid
Herido por el rechazo
Adornada vehemencia
Reflejaste en tu aldea
No era necesario el daño
No lo era
Vuelve a tu centro, vuelve
Tus hijos merecen esta tierra
Está a tus pies
Rendida